El 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis (TB) para concientizar a la población sobre las consecuencias de la enfermedad y para intensificar los esfuerzos para acabar con esta epidemia mundial.
La fecha recuerda el día en que, en 1882, el Dr. Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria que causa la tuberculosis, lo que abrió el camino hacia el diagnóstico y la cura de esta enfermedad.
La tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortíferas del mundo. Cada día, casi 4.000 personas pierden la vida a causa de la tuberculosis y cerca de 28.000 enferman de esta enfermedad prevenible y curable.
¿Qué es la Tuberculosis?
La tuberculosis (TB) es una enfermedad contagiosa que se transmite por el aire. Un tercio de la población mundial está infectada con el bacilo, pero solo 1 de cada 10 personas desarrolla la forma activa. Un sistema inmunológico sano la mantiene en estado latente (no presenta síntomas ni puede transmitirse), pero la enfermedad se desarrolla fácilmente en un sistema inmunológico debilitado y, por ese motivo, es tan común en las personas con VIH. Según la Organización Mundial de la Salud, el 85% de los casos se dan en Asia, África y Europa del este.
Además, debido a las deficiencias en el manejo de la enfermedad y a la mala adherencia de los pacientes a los tratamientos, se están propagando cepas resistentes a los medicamentos más comunes: en 2014, cerca de 480.000 personas desarrollaron TB multirresistente (TB-MDR). Esta tendencia y la rápida expansión de la TB entre las personas con VIH han provocado que la enfermedad esté cada vez más fuera de control.
¿Cómo se transmite y cuáles son sus síntomas?
La Tuberculosis, que afecta principalmente a los pulmones, se propaga por el aire al toser, estornudar o escupir. Se estima que una persona con la forma activa puede infectar a entre 10 y 15 personas al año. La incidencia es mucho mayor entre personas con VIH, entre quienes es la primera causa de muerte.
Los síntomas de la tuberculosis pulmonar son tos persistente, fiebre, sudoración nocturna y pérdida de peso. Pero la infección también puede afectar a casi cualquier parte del cuerpo, como los nódulos linfáticos, la espina dorsal o los huesos: se trata de la TB extrapulmonar, más frecuente en pacientes VIH-positivos y en niños.
¿Cómo se diagnostica?
Las técnicas más utilizadas en países en desarrollo se basan en el análisis microscópico de las muestras de esputo, un método inventado hace más de un siglo y que detecta menos de la mitad de los casos. Supone un problema añadido en el caso de los niños (ya que su esputo contiene pocos bacilos) y en los bebés (donde directamente resulta imposible tomar una muestra).
Otra alternativa es el cultivo de muestras de esputo, para comprobar si contienen micobacterias vivas; es una técnica más precisa, pero necesita un laboratorio con personal formado y los resultados pueden tardar hasta ocho semanas.
Una prueba más reciente, basada en la tecnología molecular, proporciona resultados en apenas dos horas e incluso detecta ciertas resistencias a medicamentos como la rifampicina (uno de los más potentes). Aunque requiere un equipo de alta tecnología, es fácil de usar por un técnico que haya recibido una rápida formación. La muestra de esputo (mezclada con un reactivo) se introduce en la máquina, que detecta tanto las bacterias de la TB como aquellas que son resistentes a la rifampicina.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la tuberculosis tiene dos objetivos principales: interrumpir la transmisión de la enfermedad actuando sobre las personas que están infectadas (para que no enfermen) y tratar a los enfermos para impedir que transmitan la enfermedad, curar su enfermedad y evitar que desarrollen complicaciones.
La medicación exacta y la duración del tratamiento dependen de la edad del paciente, estado de salud general, posibilidad de resistencia a la medicación y la ubicación de la infección en el cuerpo.
El tratamiento correcto de la tuberculosis es la mejor medida de control de la enfermedad. Se considera que en los casos de tuberculosis pulmonar sensible a los fármacos, transcurridas dos semanas de tratamiento, los enfermos dejan de ser considerados potencialmente infecciosos. Es imprescindible realizar el tratamiento completo, no abandonarlo, para evitar las recidivas de la enfermedad y la aparición de tuberculosis resistente a los medicamentos, mucho más difícil de tratar y que causa complicaciones con mayor frecuencia.
Cuando se diagnostica y se notifica un caso de tuberculosis se realiza un estudio de contactos en el entorno del enfermo, a través del cual se pueden descartar otros posibles casos de infección o enfermedad e iniciar, si es necesario, el tratamiento adecuado lo antes posible.
Algunas cifras
- Cada año 9 millones de personas enferman de tuberculosis. Más de 500.000 son niños.
- 1 de cada 3 habitantes del planeta está infectado con el bacilo de la tuberculosis, pero la mayoría no lo sabe.
- 1 persona infectada con tuberculosis activa y no tratada puede infectar entre 10 y 15 personas.
- La tuberculosis puede permanecer en estado latente durante años. Solo 1 de cada 10 infectados llegan a desarrollar la enfermedad.
- Es la segunda causa de muerte por enfermedad infecciosa, detrás del HIV.