Se dice que una persona sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB. La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Puede afectar a uno o ambos oídos y entrañar dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.
La pérdida auditiva que aparece progresivamente a medida que uno envejece (presbiacusia) es frecuente. Casi la mitad de las personas mayores de 65 años tienen cierto grado de pérdida auditiva.
Tanto el envejecimiento como la exposición crónica a los ruidos fuertes contribuyen a la pérdida auditiva. Otros factores, como el exceso de cera, pueden reducir temporalmente la capacidad de los oídos de conducir los sonidos.
Existen tres tipos de pérdida auditiva:
- Conductiva (involucra el oído externo o medio)
- Neurosensorial (involucra el oído interno)
- Mixta (combinación de ambas)
Las personas «sordas» suelen padecer una pérdida de audición profunda, lo que significa que oyen muy poco o nada. A menudo se comunican mediante el lenguaje de signos.
Síntomas
Los signos y síntomas de la pérdida de la audición pueden ser los siguientes:
- Amortiguación del habla y de otros sonidos
- Dificultad para comprender palabras, en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud
- Problema para oír las consonantes
- Pedirles frecuentemente a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y más alto
- Necesidad de subir el volumen de la televisión o de la radio
- Abstenerse de participar en las conversaciones
- Evitar algunos entornos sociales
Causas
Las causas de la pérdida de la audición son:
- Daño al oído interno. El envejecimiento y la exposición a ruidos fuertes pueden provocar el desgaste de los vellos o de las neuronas de la cóclea que envían señales de sonido al cerebro. Cuando esos vellos o neuronas se dañan o desaparecen, las señales eléctricas no se transmiten con tanta eficiencia y se produce una pérdida de la audición.
Los tonos agudos más altos pueden amortiguarse. Es posible que te resulte difícil reconocer las palabras cuando hay ruido de fondo.
- Acumulación gradual de cerumen. El cerumen puede bloquear el canal auditivo y evitar la conducción de las ondas sonoras. La eliminación del cerumen puede ayudar a restaurar la audición.
- Infecciones en el oído y bultos anormales o tumores en los huesos. En el oído externo o medio, cualquiera de estos factores puede causar pérdida de la audición.
- Tímpano roto (perforación de la membrana del tímpano). Los ruidos muy fuertes (por ejemplo, estallidos), los cambios repentinos en la presión, un objeto con punta que se mete en el oído y las infecciones pueden causar que el tímpano se rompa y afecte la audición.
Otros factores que pueden dañar el oído interno o que pueden llevar a la pérdida de los pelos y de las células nerviosas en el oído interno comprenden:
- Envejecimiento. Con el paso del tiempo, las estructuras del oído se degeneran.
- Ruidos fuertes. La exposición a sonidos fuertes puede dañar las células del oído interno. El daño puede aparecer con la exposición prolongada a sonidos fuertes o por un estallido breve, por ejemplo, un disparo de arma de fuego.
- Factor hereditario. Es posible que tu composición genética te haga más vulnerable al daño en el oído por ruidos o al deterioro por envejecimiento.
- Ruidos laborales. Los empleos en los que los ruidos fuertes son parte habitual del entorno laboral, por ejemplo, las tareas agrícolas, la construcción o el trabajo en una fábrica, pueden causar daño dentro del oído.
- Deportes recreativos. La exposición a ruidos explosivos, como las armas de fuego y las turbinas de un avión, pueden causar pérdida inmediata y permanente de la audición. Otras actividades recreativas con niveles de ruido peligrosamente altos comprenden el uso de motos de nieve, de motocicletas, la carpintería o escuchar música fuerte.
Síntomas de problemas auditivos
Si el paciente tiene un problema auditivo podría presentar alguno de estos síntomas:
- Sensación de aturdimiento.
- Náuseas o vómitos.
- Vértigo, que es una sensación como de dar vueltas o de perder el equilibrio.
- Oír sonidos dentro del oído algunas veces o todo el tiempo.
- Notar que las voces de las personas suenan diferentes o más bajas de lo normal.
- Tener dificultad para oír debido al ruido de fondo.
- No poder oír a alguien por teléfono.
- Necesitar que el volumen de la televisión, la radio u otro dispositivo esté muy alto.
- Evitar a las personas y las actividades debido a problemas auditivos.
Diagnóstico
La mayoría de los problemas auditivos se pueden encontrar mediante un simple examen físico. Su médico mirará dentro de sus oídos para detectar problemas, como un bloqueo o una infección. También podría realizarle un examen neurológico, ya que la audición es parte del sistema nervioso. El examen neurológico puede incluir mirar dentro de los ojos, evaluar la fuerza y los reflejos y comprobar el control del equilibrio.
Algunos de los principales métodos para detectar los problemas auditivos son:
- Audiograma: Un audiólogo le pedirá que escuche y responda a diferentes sonidos. Esto ayuda a decirle a su médico si usted ha perdido algo de audición, cuánto, y qué sonidos tiene dificultad de oír.
- Respuesta auditiva provocada del tronco encefálico (Brainstem Auditory Evoked Response, BAER): Es posible que le hagan esta prueba si no puede seguir las instrucciones de un audiograma. Mide la forma en que el cerebro reacciona a ciertos sonidos.
- Diagnóstico por imágenes. Podría tener que realizarse una tomografía computarizada o una resonancia magnética para detectar problemas de audición complejos en el oído interno. Estas pruebas crean imágenes del interior del cuerpo.
Consejos para manejar los problemas auditivos
Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a manejar los problemas auditivos:
- Se recomienda evitar el alcohol, los productos del tabaco y la cafeína, que pueden empeorar los acúfenos.
- Beba abundante agua y otros líquidos. Deshidratarse puede empeorar los acúfenos.
- Pida a sus amigos, familiares y compañeros de trabajo que hablen claramente y sin gritar. Gritar puede hacer que le resulte más difícil oír. También puede causarle mayores daños en los oídos.
- Practique técnicas de relajación y duerma mucho. Estar estresado o cansado puede empeorar los acúfenos.
- Controle su presión arterial. La presión arterial alta puede causar problemas auditivos.
- Protéjase los oídos de los ruidos fuertes. El ruido fuerte puede empeorar los problemas auditivos causados por la quimioterapia u otros fármacos.
Datos y cifras
- En el mundo, 1500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, de las cuales unos 430 millones necesitan servicios de rehabilitación.
- Para 2050 está previsto que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación.
- La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento.
- En los niños, casi el 60% de la pérdida de audición se debe a causas como otitis y complicaciones congénitas que pueden prevenirse con medidas de salud pública.
- Debido a prácticas de audición poco seguras, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente.
Ante cualquier síntoma o duda, consulte a su médico.
Fuente: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/deafness-and-hearing-loss