El asma es una enfermedad crónica que afecta a niños y adultos. Se produce cuando las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan debido a la inflamación y la compresión de los músculos que rodean las vías respiratorias finas. Esto causa los síntomas del asma: tos, sibilancias, disnea y opresión torácica.
Estos síntomas son intermitentes y suelen agravarse durante la noche o al hacer ejercicio. El asma es más frecuente en personas que sufren otras alergias, como eccemas o rinitis (fiebre del heno).
¿Cuáles son las causas?
La probabilidad de padecer asma es mayor si otros miembros de la familia también son asmáticos, en particular los familiares más cercanos, como los padres o hermanos. Además, entre las principales causas de esta enfermedad se encuentran:
- La urbanización: se ha asociado a un aumento de la prevalencia del asma, probablemente debido a varios factores que guardan relación con el estilo de vida.
- Determinados acontecimientos ocurridos en etapas tempranas de la vida pueden afectar a los pulmones en desarrollo y aumentar el riesgo de padecer asma. Entre estos factores cabe mencionar la insuficiencia ponderal del recién nacido, la prematuridad, la exposición al humo de tabaco y otras fuentes de contaminación del aire, así como las infecciones respiratorias víricas.
- También se cree que la exposición a una serie de alérgenos y sustancias irritantes del medio ambiente puede aumentar el riesgo de padecer asma, como la contaminación del aire en espacios cerrados y en el exterior, los ácaros del polvo doméstico, los mohos y la exposición en el trabajo a sustancias químicas, humos o polvo.
- Los niños y adultos con sobrepeso u obesos corren un mayor riesgo de padecer asma.
¿Cómo se diagnostica?
Se puede confirmar que una persona tiene asma con pruebas de función pulmonar como la espirometría. También las pruebas de alergia se realizan para descartar alergias asociadas.
¿Cuál es su tratamiento?
Si bien el asma no tiene cura, un tratamiento adecuado con medicamentos inhalados puede ayudar a controlar la enfermedad y facilitar que las personas asmáticas lleven una vida normal y activa.
Existen dos tipos principales de inhaladores:
- Los broncodilatadores (como el salbutamol), que liberan las vías respiratorias y alivian los síntomas;
- Los esteroides (como la beclometasona), que reducen la inflamación de las vías respiratorias, lo que mejora los síntomas del asma y reduce el riesgo de ataques graves de asma y de muerte.
Las personas asmáticas pueden tener que utilizar un inhalador a diario. Su tratamiento dependerá de la frecuencia de los síntomas y de los distintos tipos de inhaladores disponibles.
Consejos para evitar una crisis
Los signos de urgencia por asma comprenden:
- Empeoramiento rápido de la dificultad para respirar o de las sibilancias
- Falta de mejora, incluso después de usar un inhalador de alivio rápido
- Falta de aire cuando haces la mínima actividad física
Es fundamental el control y tratamiento de forma temprana para evitar la inflamación de las vías respiratorias y posibles crisis de asma. Para ello recomendamos:
- Evitá la exposición al humo del tabaco.
- Utilizá protectores en los colchones y almohadas para evitar contacto con los ácaros y otros alérgenos.
- Consultá con tu neumonólogo qué tipo de actividad física podés realizar.
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