Aunque no existe una edad determinada para el desarrollo de una enfermedad coronaria, las probabilidades de padecerla aumentan con la edad. Compartimos algunas claves para prevenirla.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el aumento progresivo y acelerado de las enfermedades asociadas al corazón se debe al incremento de las causas que las generan: tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, niveles de colesterol elevado en sangre, sobrepeso, sedentarismo, entre otras. El stress, además, es una de las causas donde se debe poner especial atención.
Se cree que las mujeres en edad fértil se encuentran más protegidas por el sistema hormonal de sufrir una enfermedad coronaria, siempre y cuando estén controlados los factores de riesgo que la provocan. Sin embargo, la enfermedad cardiovascular no discrimina géneros. Hoy en día tanto las mujeres como los hombres, tienen el mismo riesgo de padecer la enfermedad.
Entre las recomendaciones para prevenirlas la primera medida es acudir al cardiólogo a partir de los 40 años, al menos una vez por año, con el fin de poder detectar factores de riesgo y recabar datos sobre enfermedades cardiovasculares preexistentes en la familia.
Otros síntomas de alerta que requieren de una consulta cardiovascular son:
- Si el paciente presenta opresión en el pecho cuando realiza un esfuerzo pequeño o mediano.
- Si registra sensación de falta de aire al momento de respirar.
- Si sufre palpitaciones aceleradas o pérdida repentina del conocimiento.
Las claves para la prevención
- Alimentarse de manera saludable: en Argentina solo el 6% de la población adulta consume la cantidad diaria recomendada de frutas y verduras. Una dieta saludable debe reducir la ingesta de grasas, moderar el consumo de sal y evitar el exceso de azúcares. Pequeñas porciones de frutas y verduras diarias son indispensables.
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas o reducir considerablemente su consumo.
- Realizar actividad física periódicamente y evitar el sedentarismo: Llevar una vida activa reduce el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y aumenta de manera considerable la expectativa de vida. Lo ideal es poder practicar alguna actividad física de manera frecuente, pero si no se cuenta con el tiempo suficiente, mantenerse activo en las actividades cotidianas resulta de gran ayuda. Caminar, subir escaleras, andar en bicicleta en lugar de usar el auto cada vez que necesite trasladarse o, incluso, bailar o realizar cualquier actividad recreativa que mantenga el cuerpo en movimiento son recomendables.
- No fumar: Es fundamental para proteger la salud del corazón. Las personas que dejan de fumar reducen sustancialmente los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. Exponerse al humo del cigarrillo sin ser fumador también acarrea riesgo de contraer este tipo de enfermedades. Si usted no fuma pero una persona cercana sí lo hace, intente hacerlo reflexionar para cuidar la salud de todos.
- Evitar el stress. Tratar de controlar la exposición a situaciones que generen ansiedad: Lo ideal es consultar un especialista, que ayude a canalizar la ansiedad y las situaciones que le generan stress y a afrontarlas de la manera más conveniente. La meditación, mindfulness, yoga y las terapias con estrategias cognitivo-conductuales pueden ser alternativas a tener en cuenta. Priorizar la agenda personal por sobre la agenda laboral y disfrutar momentos de ocio recreativo es otra opción saludable para controlar el stress.
- Afianzar los lazos afectivos: Los intercambios sociales positivos entre familiares y amigos son indispensables para construir entornos saludables y aumentar los niveles de satisfacción, que repercuten en el bienestar general del cuerpo y la mente.
En la actualidad los pacientes con enfermedad coronaria pueden llevar una vida normal. Acudir a tiempo al especialista para su detección y respetar las indicaciones, controles y recomendaciones médicas son la clave para disfrutar de una vida placentera. Ante cualquier síntoma o inquietud, acuda a su médico.