Ocasionalmente, todos nos podemos sentir melancólicos o tristes, pero estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y se superan en poco tiempo. Sin embargo, cuando tienes un trastorno depresivo, este interfiere en tu vida diaria y afecta tu desempeño normal en las actividades.
Las razones por las que una persona se deprime pueden ser múltiples. En realidad, no existe una causa única, más bien puede ser el resultado de una combinación de factores, que van desde aspectos genéticos, bioquímicos y psicológicos.
Los factores de riesgo pueden ser antecedentes familiares, problemas situacionales, circunstancias como el estrés o la soledad, enfermedades físicas, abuso de alcohol o drogas, uso de medicamentos, entre otras.
Aunque no todas las personas con depresión padecen los mismos síntomas, son habituales los sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, vacío, pesimismo y desesperanza. También la culpa, la impotencia, la pérdida de confianza o de interés, la irritabilidad o inquietud.
La intensidad de los síntomas y su duración varía. Para llegar a un diagnóstico correcto, se debe realizar una entrevista, descartar enfermedades orgánicas mediante pruebas y una valoración de especialistas. No obstante, la Organización Mundial de la Salud advierte que la depresión no siempre se diagnostica de manera correcta, lo que lleva a que los tratamientos no sean los adecuados.
Prevenir los síntomas de la depresión beneficiará a las personas individualmente, pero también contribuirá a tener comunidades más saludables, productivas y a proveer recursos y apoyo adecuado para el bienestar emocional de la sociedad. Lo principal es realizar un enfoque integral tanto en los factores de riesgo como en las estrategias a utilizar, entre ellas:
Adoptar un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada, ejercitarse regularmente y priorizar un sueño adecuado.
Gestionar el estrés con técnicas de manejo, de respiración y relajación.
Establecer límites saludables y evitar el exceso de compromisos y la sobrecarga emocional.
Practicar el autoconocimiento para identificar las emociones, pensamientos y necesidades, fomentando pasatiempos y tiempo de dispersión.
Buscar ayuda profesional. La terapia psicológica puede ser de gran ayuda para aprender estrategias de afrontamiento y resolver problemas.
Aprender sobre la salud mental para comprender mejor los propios desafíos emocionales y fomentar un entorno comprensivo y de apoyo para quienes la padecen.
El tratamiento contra la depresión empieza con un diagnóstico correcto y tiene tres objetivos principales:
– Disminuir los síntomas
– Recuperar el nivel de funcionamiento psicosocial
– Prevenir futuros episodios depresivos
Un buen tratamiento debe tener en cuenta esto para la mejoría de los síntomas y permitir que la persona sea capaz de volver a trabajar, relacionarse, cuidar de sí misma y de su familia, y disfrutar nuevamente de la vida.
Para el tratamiento, se dispone de terapia y medicamentos, pero es necesario que el médico haga una valoración de los síntomas, del tipo de depresión y de la gravedad de esta. De igual manera el paciente debe conocer tratamientos posibles, beneficios, potenciales riesgos, duración y tiempo de recuperación, así como posibles efectos secundarios.
Con toda esta información en sus manos, el apoyo de su familia y la ayuda de su terapeuta, el paciente podrá elegir entre los distintos tratamientos disponibles y mejorar su condición, comprender el origen de la depresión y modificar los patrones de comportamiento para prevenir nuevos episodios.