Cada 15 de septiembre se celebra el Día Mundial del Linfoma, que tiene como objetivo difundir esta enfermedad para que la población pueda reconocer los síntomas a tiempo, permitiendo un diagnóstico precoz.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente se diagnostican más de 300.000 nuevos casos de esta enfermedad; hay un diagnóstico cada 90 segundos y 200.000 personas mueren como consecuencia de un linfoma. Es, junto con la leucemia y el myeloma, la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo.
Pese a que la enfermedad está muy extendida, existe un fuerte desconocimiento en torno a ella. Según relevamientos de Lymphoma Coalition el 62% de los pacientes con linfoma fue diagnosticado erróneamente, 7 de cada 10 no conocían nada de esta enfermedad hasta que fueron diagnosticados y más de la mitad de los afectados esperaron al menos 6 meses para acudir al médico tras experimentar los primeros síntomas.
Conocer las características, los factores de riesgo y a los síntomas del linfoma podría permitir que más personas lleguen a un diagnóstico precoz para un abordaje clínico acertado y a tiempo.
Qué es el linfoma
Se trata de un tipo de cáncer de la sangre que se manifiesta en órganos del sistema linfático, comenzando en los glóbulos blancos.
Existen fundamentalmente dos grandes categorías de linfomas: Linfoma de Hodgkin y linfoma no-Hodgkin (LNH), la forma más frecuente de la enfermedad y que se encuentra en 4 de cada 5 pacientes.
La mayoría de los casos de LNH comienzan en los linfocitos-B, células que forman parte del sistema inmunitario y ayudan a proteger al organismo contra infecciones. Las células B del linfoma se desarrollan cuando se vuelven cancerosas y comienzan a multiplicarse y agruparse en el sistema linfático (en los ganglios linfáticos, los tejidos linfáticos o el bazo).
Cuáles son los síntomas
Síntomas como cansancio, fiebre superior a 38°, inflamación de los ganglios linfáticos y sudoración nocturna son las primeras señales de la enfermedad. También puede presentarse pérdida de peso de más del 10% en los últimos seis meses sin razón aparente, cansancio, picor en la piel y manchas cutáneas de coloración rojiza. Tos, dolores en el pecho o problemas respiratorios aparecen en las afectaciones de los ganglios del tórax.
Asimismo, la presencia de un bulto que no duele y que no desaparece en el cuello, axilas o ingle es señal de alerta.
Cómo se diagnostica
Su diagnóstico no es sencillo dado que sus síntomas frecuentemente se confunden con los de la gripe o la mononucleosis, lo que hace que un 62% de pacientes sea diagnosticado erróneamente.
Para confirmar o descartar la enfermedad se debe realizar una biopsia. Los linfomas que se detectan en un estadio temprano, tienen 70% de probabilidad de supervivencia, por eso es importante ante cualquier mínima sospecha acudir al médico.
Cuál es su tratamiento
El tratamiento depende del estado del linfoma, la edad del paciente y su condición general pero, habitualmente, se realiza quimioterapia, radioterapia o una combinación de ambas, como en otras patologías oncológicas. En los casos en que la enfermedad no responda al tratamiento, puede ser necesario el trasplante de médula ósea.
Cómo se previene
Buenos hábitos, realizar ejercicio, no fumar, beber alcohol moderadamente y mantener una alimentación saludable contribuyen a prevenir cualquier enfermedad, incluido este tipo de cáncer. También es importante conocer antecedentes familiares de este y otros tipos de cáncer y estar atento a cualquier síntoma que pueda presentarse.